Tengo la duda de titularlo "Necesita mejorar" o "Gracias de nuevo". No sé si cabrearme con el juego rácano y mediocre desplegado ayer por un once a todas luces titular (a excepción de Cala) o de congratularme por ser la séptima (sí, séptima) que voy a ver. La verdad es que son sentimientos contradictorios que hace que la felicidad no sea plena y que mucho menos el cabreo por ver cómo juega esta plantilla sea total.
Significativo ayer, escuchando la radio, las primeras impresiones de Palop, Perotti y Luis Fabiano, en el mismo césped aún, coincidiendo en que, jugando de esa forma, no podrían ganar la final. Algo huele a podrido en el banquillo sevillista y Jiménez tiene que darse cuenta de qué pasa. Los ataques que sufre tiene que tomarlos como acicate para mejorar continuamente y no para considerarlos ataques personales (que los hay y bastante en esta ciudad en las que nos jode que uno de los nuestros triunfe).
Hemos llegado a la final por los partidos de ida, regalando los partidos de vuelta, encomendándonos a la mala puntería rival o a San Palop. No podemos vivir cada partido con un desfibrilador al lado nuestra. Tenemos plantilla para ganar la copa de calle. Racing o Atlético no son rivales si jugamos como jugamos, por ejemplo, ante el Valencia. Somos las máximos favoritos para ganar otro título más. Quién nos iba a decir esto hace siquiera una década. Hay que aprovechar estas oportunidades. Y sobre todo hay que mejorar.
jueves, 11 de febrero de 2010
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