El Sevilla ha sido este año ese estudiante brillante pero juerguista que se ha llevado todo el año resolviendo los exámenes previos para sacar una matrícula de honor (Del Nido dixit) en el examen final. Ese genio que le sobra con una destellada para hacer rugir a miles de gargantas de pasión y de orgullo blanquirrojo. Ese gol de Rodri, canterano de la carretera de Utrera, daba el empuje necesario para que el pasado miércoles Capel y Navas, los Zipi y Zape sevillistas, certificaran con el título de la Copa del Rey una temporada tan buena como convulsa, tan generosa en resultados como en malos momentos.
Cierto es que los títulos y los resultados lo tapan todo pero realmente esperamos que, como diría aquel, tomen buena nota quien la tenga que tomar y se arreglen temas como el oscurantismo absoluto en temas médicos (esguinces de cuatro meses, dolores que no desaparecen, roturas que al final no lo son pero que sí lo son...), el desacierto de los fichajes de este año o la división entre aficionados y club.
El Sevilla se despide de la temporada pensando ya en la siguiente, en ese mes de Agosto en el que nos jugaremos nada más y nada menos que un título nacional contra el Barcelona y la posibilidad de estar entre los mejores de Europa el año que viene. No es mala forma de empezar, ¿verdad?
Foto de www.jesusalvarado.com
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