En frío se razonan las cosas mucho mejor. En caliente somos capaces de las cosas más inverosímiles. Por eso, dos días más tarde de la eliminación de la Champions League quiero analizar la situación del Sevilla. Por ahora, y atendiéndonos a la frialdad de los números, la temporada del Sevilla es espectacular. Cuartos en una liga bipolar y a solo tres puntos de un maravilloso Valencia. Finalista de la Copa del Rey y eliminados en octavos de final de la Champions. Uno ve esos números en un Atlético de Madrid o en un Valencia, por ejemplo, y estaríamos hablando de temporadón, de alternativa real al poder establecido por los grandes. Pero hablamos del Sevilla en Sevilla. En esta ciudad que asesina a los suyos y ve en el exterior el summun de la perfección. En la que nunca nos sentimos orgullosos de lo nuestro más allá de tópicos típicos. Aquí no se puede ser profeta siendo de esta tierra.
No voy a ser defensor del juego de Manolo Jiménez. No clara y simplemente por que no hay juego. El Sevilla no juega a nada y eso lo llevamos viendo ya hace tiempo. Dos bandas rápidas y un centro del campo lento. Muy lento. Si eso lo veo yo, los profesionales del fútbol verán muchas más cosas que utilizar para frenar a nuestro equipo. El resultado es el que llevamos viendo desde hace tiempo. Pelotazo desde el portero hacia las bandas y que Navas haga algo. Es un juego pobre, sin alternativas y desarrollado por una plantilla que a todas luces es más mediocre de lo que pensábamos.
Lo que sí voy a ser es defensor de los resultados de Jiménez. Sus números son magníficos y ha sido capaz de llevarnos a la situación que tenemos actualmente por sus méritos. Mérito de clasificar al Sevilla primero de su grupo de Champions. Mérito de tener al Sevilla ahora mismo cuarto en la Liga española. Mérito de eliminar a tres primeras (de mitad de la tabla para arriba, no equipuchos más cercanos al descenso que a la primera) incluyendo al todopoderoso Barcelona. Todo ello a pesar de los pitos de los de siempre, de las críticas de los periodistas sibilinos, de las lesiones de los jugadores y de la falta de implicación o baja forma física de los mismos.
Punto y aparte es el tema del periodismo de esta ciudad. No voy a ser Alvarado para criticarlos directamente por que no los conozco para hacerlo. Pero sí me ha hecho gracia (tela de gracia) como han saltado como un resorte todos los periodistas críticos de esta ciudad tras la rajada de Jiménez. Nadie era capaz de criticar a Del Nido, pero desde que Jiménez largó lo de las patadas en el culo, todos dicen el nombre y hasta los dos apellidos del presidente. Ahora. Ahora que Jiménez les ha dejado con el propio al aire. Eso en mi casa se llama poquísima vergüenza. En las emisoras y periódicos locales lo mismo se llama estrategia de mercado.
jueves, 18 de marzo de 2010
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